La Troncal es una ciudad que crece del lado oeste de la cordillera, en el inicio de una vasta llanura que se extiende entre los ríos Bulubulu (por el norte) y Cañar (por el sur); esta zona húmeda y fértil es rica en vertientes de agua dulce, estas alimentan a los ríos de la zona haciéndoles ganar caudal.
La explotación de la caña de azúcar a nivel industrial determina el desarrollo de la ciudad y algunas vertientes quedan inmersas en el trazado urbano, Las relaciones entre la ciudad y el agua se vuelven problemáticas.
La urbanización se vuelca sobre esta zona con sus subproductos, las viviendas, comercios negocios generan residuos, la gestión de los residuos es ineficiente, y no se la acompaña con un proceso de culturización de la población. Los habitantes escogen los canales para botar los desechos. Los ductos de desecho de aguas servidas terminan en los esteros y estos acarrean contaminación a medida que recorren la ciudad.
Una historia paralela pero no muy diferente es la del canal de riego del Inerhi, que fue creado en la década del 60 para abastecer de agua a las plantaciones del sector. En ese entonces la troncal era un pequeño caserío, 50 años después el canal está inmerso en la urbe atraviesa de sur a norte un sector popular que lo utiliza como colector de aguas servidas, puesto que la ciudad no tiene solución de alcantarillado para este sector.
La contaminación es acarreada por los esteros y lo que debería ser un valioso recurso es ahora un factor contaminante. Las autoridades tienen una solución para este problema, se llama ducto cajón se trata de encajonar el estero con ductos de hormigón armado. La contaminación ya no se percibe pero sigue allí, como consecuencia de esto y de toda la contaminación que de la superficie se filtra al subsuelo los acuíferos subterráneos están contaminados y cada vez son más escasos los pozos de agua limpia